En este monumento se refleja toda la historia social, política y religiosa de la Republica. Se comenzó a construir en el 829, por deseo del Dux Justiniano Participación, a efectos de guardar los restos del Evangelista San Marcos, único patrono de la ciudad.
En el ano 927, la basílica fue destruida por un incendio y reedificada entre el 1043 y el 1071 por el Dux Domingo Cantarina, como la admiramos actualmente.
El edificio sigue el esquema de las iglesias bizantinas, o sea, planta griega con cúpulas, interpretado con sentido románico. La desnudez original de la construcción fue prontamente cubierta con decoraciones de mosaicos, mármoles preciosos y elementos arquitectónicos provenientes de Oriente.
As, gracias al merito de insignes maestros e inteligentes artesanos vénetos y extranjeros, se logro esta compleja obra maestra del arte, donde se reúnen obras bizantinas, góticas, islámicas y renacentistas.
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