La primera impresión que nos da Bolzano es la de una fría urbe industrial este es el precio que ha debido pagar por su rápido desarrollo, pero en cuanto entramos en la parte antigua descubrimos la típica ciudad alpina con su arquitectura de tipo nórdico, sus callejuelas estrechas adornadas con los característicos balcones, los cartelones de hierro forjado y los particulares campanarios rematados en forma de «cebolla».
Bolzano es una ciudad de contrastes, no solo por estas diferencias edilicias, sino también porque como ciudad de confín comparte dos culturas diversas, dos modos distintos de entender la vida. Su historia testimonia esta realidad: antiguo « castran » romano, mas tarde castillo bávaro, fue después ciudad del obispo príncipe de Trento hasta el agio 1531, en que paso a formar parte del Tirol.
Luego de haber sido anexada por pocos meses al Reino Itálico por Napoleón, la ciudad volved a pertenecer a Austria hasta la conclusión de la Gran Guerra. El arte refleja constantemente esa realidad histórica; en Bolzano los monumentos también son prueba de sus diversas culturas; as, por ejemplo, a los frescos de escuela giottescoromanola de la iglesia de los dominicanos se opone la catedral gótica con el techo policromado; a la decoración netamente toscana de la iglesia dominica se contrapone la obra de los maestros nórdicos de los siglos XV y XVI, etc. En Bolzano se han encontrado e influenciado componentes vitales de origen completamente diferente, creando una ciudad distinta, de contrastes pero también de armonías, en la cual las diferencias puede originar una feliz convivencia.
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